domingo, 14 de octubre de 2012

TEXTOS DEL ROMANTICISMO

TEXTOS DEL ROMANTICISMO
TEXTO A

Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor…Con pena
logré balbucear breves palabras…
¿Quién me dio la noticia?...Un fiel amigo…
Me hacía un gran favor…Le di las gracias.
                                                                        G.A. Bécquer, Rimas

 TEXTO B

Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre las sábanas de espumas,
¡llevadme con vosotras!

Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!

Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!

Llevadme, por piedad, adonde el vértigo
con la razón me arranque la memoria…
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
Con mi dolor a solas!
                                                                            G.A. Bécquer, Rimas

 TEXTO C

CANCIÓN DEL PIRATA


Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.

Bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.

Navega, velero mío,
sin temor,
que el enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor (…)

Que es mi barco mi tesoro
Que es mi dios la libertad,
Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar…
                                                        José de Espronceda, Canción del Pirata.


TEXTO D
 
“Libertad en literatura, como en las artes, como en la industria, como en el comercio, como en la conciencia. Ha aquí la divisa  de la época.”
                                Mariano José de Larra.
TEXTO E

A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído (…) Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí, hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas sobre mi pantalón color perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado que traía una docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión (…)
¡Oh honradas casas donde un modesto cocido y un principio final constituyen  la felicidad diaria de una familia, huid del tumulto de un convite de día de días!
¿Hay más desgracias? ¡Santo cielo! Sí, las hay para mí, ¡infeliz! Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos, me alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable aceptar y tragar; el niño se divierte en despedir a los ojos de los concurrentes los huesos disparados de las cerezas; don Leandro me hace probar el manzanilla exquisito, que he rehusado, en su misma copa, que conserva las indelebles  señales de sus labios grasientos…                              Mariano J. de Larra, El Castellano viejo”, en Artículos.

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